DERECHOS HUMANOS. La libertad de elegir vacunarme

DERECHOS HUMANOS. La libertad de elegir vacunarme

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Por: Mario Vásquez Cohello

¿Somos los hombres realmente libres? ¿Ejercemos una libertad plena donde quisiéramos hacer lo que nos plazca? ¿Elegir vacunarme o no contra el Covid-19 es un derecho de mi libertad?

Siendo esas algunas interrogantes en torno al concepto de libertad, imaginemos por unos instantes que gozamos, por completo, de dicho ejercicio, y andamos por el mundo haciendo todo lo que nuestra inventiva nos sugiera; es posible que nos provoque un inmenso placer y gran dicha puesto que existe la libertad absoluta para ello. Y puede ser que cada uno, en nombre de ese derecho, ayude a otros a ser felices, a realizar sus sueños, porque la libertad plena sería para todos y no para unos cuantos. Sin embargo, en nombre de ese privilegio, algunos individuos podrían apropiarse de lo que no les pertenece, reclamarían propiedades que no les son suyas, o incluso, en el peor de los casos, les quitarían la vida a quienes quisieran porque serían libres de hacerlo.
Bajo esas circunstancias, la vida de las personas estaría constantemente amenazada, ya que no faltaría un tirano o déspota que disfrazaría sus pretensiones subalternas en nombre de la libertad, arrastrando consigo a un conjunto de ciudadanos que vivirían en cadenas físicas y mentales.
Es por ello que no gozamos de una libertad sin límites y es necesario un consenso, donde los hombres participen libremente y señalen que cedemos algo de nuestra libertad en beneficio de una convivencia armónica y sostenida.
Otras veces, además, es posible no solo el acuerdo, sino que existan las circunstancias para que una sociedad se considere libre. Al respecto, fue el filósofo utilitarista John Stuart Mill (1806-1873) que en el siglo XIX escribió un conjunto de condiciones para que una comunidad se sienta, efectivamente, libre.
En su obra Sobre la libertad (1859), escrita en su Inglaterra natal, sostuvo tres condiciones para la libertad humana: primero, la libertad de pensamiento y expresión; segundo, la libertad de gustos y de inclinaciones, aun cuando los demás piensen que estemos locos y siempre que no se perjudique a los demás; y tercero, la libertad de asociarse o juntarse con quien desee, siempre que el fin no sea el engaño o el daño a los demás.
Es menester, por lo mismo, reflexionar al respecto y concluir si nuestra comunidad es libre o no, bajo los postulados expuestos. Más aun, en estos tiempos de pandemia (Covid-19), donde un conjunto de compatriotas (y ciudadanos del mundo) reclaman su derecho a no inocularse ninguna vacuna, dado que son libres de elegir y exigen el respeto de sus derechos.
Admito que es un tema controversial en la medida que cada sujeto es libre de elegir si se inyecta o no la vacuna, tomando en cuenta los miles de vidas humanas que se han perdido desde que empezó esta emergencia sanitaria.
Por lo mismo, le dejo a usted, amable lector, la libre decisión de postular si es una irresponsabilidad no vacunarse, bajo el lema “es mi libre elección”; o en su defecto, conviene cuestionar severamente a quienes abusan de esa libertad, sin considerar las circunstancias que vivimos. Total, cada individuo es soberano de su cuerpo y de su espíritu, como decía Mill.

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