Cuando Cristóbal Colón pasó por lima bendita se coló en la jarana. ¡Y que viva la fiesta criolla con todo su recutecu!

Cuando Cristóbal Colón pasó por lima bendita se coló en la jarana. ¡Y que viva la fiesta criolla con todo su recutecu!

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Por: José Antonio Chumacero Calle

De niño, en un día de primavera, a la salida de mi colegio N° 1158, caminando por la avenida La Colmena y viendo los libros y long plays que se ofertaban en plena calle, un señor de muy marcada edad me dijo que Cristóbal Colón había arribado a las costas de Lima. Yo acababa de estudiar el tema en el colegio y sabía que no era cierto. Se lo refuté con detalles y él dijo que a mi lectura le faltaba información contenida en los discos. Allí estaba el título: La Jarana de Colón. «No solo había arribado a Lima, sino que se templó de una limeña, y para quedarse en Lima quemó sus tres carabelas». Esas fueron palabras mayúsculas. Compré el disco, lo escuché en casa y descubrí que era una creación de Augusto Polo Campos grabada por los Troveros Criollos en el año 1953. Al día siguiente, al regresar, ya no encontré al señor, pero sí una infinidad de cajas de cartón conteniendo discos y long plays de nuestra música criolla.
“¡Oiga, ¡ese es el golpe que a mí me gusta!”
Nuestra así denominada música criolla es un emblema de la cultura musical del Perú. No solo la música, sino también la particular forma de bailar el vals de este lado de la cordillera es distinto al vals de salón europeo. El ritmo ternario con frases de 16 compases aquí se baila con la mano bien firme en la cintura de la dama y con muy poco distanciamiento (social) para alegría de los caballeros. Perú ha dado al mundo entero compositores, cantantes y ejecutantes de la guitarra de talento inigualable y de fina sensibilidad humana.
En este muy breve artículo queremos motivarlos, con una muestra de la música criolla, a que luego de leer estas líneas vaya con emoción a escucharas.

LOS TROVADORES DEL PERÚ es un trío que interpreta música criolla en los años 40. Estuvo conformado por Javier Gonzales (primera voz y guitarra), Oswaldo Campos (segunda voz y guitarra) y Miguel Paz (tercera voz y piano). La grabación de su primer álbum fue en Argentina que contiene canciones como ‘Desdén’, ‘Nube gris’, ‘Adiós doña Mariquita’, ‘Sueños de opio’, ‘El plebeyo’, ‘Mendicidad’, ‘El provinciano’. En el año 46, tras el retiro de algunos de sus integrantes, entran Oscar Avilés y Francisco Jiménez. Con dicha formación, el conjunto Los Trovadores del Perú se disolvió el año 1947

LOS MOROCHUCOS La formación más conocida estuvo conformada por Oscar Avilés, Alejandro Cortez y Augusto Ego Aguirre. En una primera etapa grabaron desde 1947 hasta 1952. Después de unos diez años se vuelven a juntar en 1962 hasta 1972. Oscar Avilés dejó memorables ejecuciones en el guitarra acompañado de la maravillosa voz de Alejandro Cortez y de Augusto Ego Aguirre en la segunda voz y guitarra. En palabras del mismo Oscar Avilés, el color de voz de ambos permite escucharlos indistintamente y al mismo tiempo: «respiran iguales». Señala Avilés que, con el respeto a los compositores, son ellos, los Morochucos, «los que hacen el éxito». Un ejemplo de ello lo encontramos en la canción “El huerto de mi amada” del compositor Felipe Pinglo Alva (1899 – 1936). «Son los 16 primeros compases los que hacen recordar el tema…». En efecto, la introducción que realiza Avilés con su guitarra hace que, desde el primer compás, el primer arpegio, reconozcamos la canción. Le recomendamos las siguientes canciones: “Amarraditos”, “Nube Gris”, “El Plebeyo”, “Hermelinda”.

LOS TROVEROS CRIOLLOS, conformado en su etapa como dúo por Jorge “El carreta” Pérez y Lucho Garland. Es un conjunto cuya música es precisa en el momento de máxima algarabía. En 1953 graban dos emblemáticas canciones, La Jarana de Colón (del compositor Augusto Polo Campos) y Carretas aquí es el tono (del compositor Mario Cavagnaro). También de la primera etapa como dúo están las canciones Ay, Raquel, Yo la quería patita, El parisien, entre otros.

FIESTA CRIOLLA es la agrupación integrada por Oscar Avilés (primera guitarra), Francisco Jiménez (primea voz) y Humberto Cervantes (segunda voy y guitarra), grabando cuatros discos entre 1956 y 1959. A su canto con guitarra le sumaron el cajón y castañuelas, más el distintivo creativo de ingeniosas frases de elegante picardía de Humberto Cervantes: “dame mamita mis vísperas”, “muñeca, tranquila”, “canario, abre tu jaula”. Y es que las jaranas de la infancia que recuerdo empezaban con la canción Callejón de un solo caño y seguían con todo el long play de la época en el aquel toca discos, hijo también de aquellos tiempos. Aquí algunas frases que matizan las canciones de Fiesta Criolla:

“Cómo me gustan las morenas de mi tierra primito”.
“Rómpame las castañuelas don Pedrito, que se le viene un papeo en plato hondo”
“Ya ni en la paz de los sepulcros creo”.
“Que siga la jarana, aunque me corten la luz, para eso traigo compadre lamparín que me regaló mi comadre Rosa”.
“Oiga, oiga, ¡ese es el golpe que a mí me gusta!”
“Viva la fiesta criolla con todo su recutecu”.
“Otra vez Avilés”
“Me mandaré un chivatazo entre pecho y espalda, porque para tener poca salud más vale seguir enfermo”.
“Qué buenas injertas llegan”.

La música criolla, nuestra música criolla se forjó a partir de una juventud siempre inquieta y cuyo arte, tanto en la composición (Felipe Pinglo, Augusto Polo Campos, Mario Cavagnaro, Chabuca Granda, entre muchos otros), como en la ejecución de la guitarra y la interpretación vocal, es y será siempre fuente de inspiración para este presente y el mañana.

¡Y QUE VIVA LA FIESTA CRIOLLA CON TODO SU RECUTECU!

 

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